lunes, 12 de abril de 2010

Rocoto Relleno



¿QUIEN ES MANUEL DE MASIAS?

Todo aquel que investigue sobre los orígenes del rocoto relleno tendrá que toparse de todas formas con la "Historia de Manuel de Masías, el hombre que creó el rocoto relleno y cocinó para el diablo". Cuento que sirvió a Carlos Herrera, diplomático y escritor peruano para obtener el primer puesto en un concurso de relatos realizado por una revista gastronómica en el año 2000.

Era Manuel de Masías, reza la historia, un joven de la clase media arequipeña que, a diferencia de los adolescentes de su edad, pasaba largas horas en la cocina, lugar de estancia poco probable para los varones del siglo XVIII. Ello, aunque causaba la complacencia de su madre y de su abuela, repercutía, ya se pueden imaginar el por qué, en el mal humor de su padre.

Madre y abuela, acostumbradas a engreír a la familia con los mejores potajes, no habían encontrado para el rocoto más que la posición de condimento que acompaña las comidas. Ante eso, entre sueños y afanes, un buen día Manuel se animó a experimentar, primero, la forma de quitarle ese fuego focalizado en las pepas y venas a tan preciado fruto y, luego de varios intentos, disminuir con agua y sal ese abrasivo efecto producido al contacto con las papilas poco acostumbradas al delicioso sacrificio, lo que logró.

Intentó suplir el vacío dejado al centro, con carne, a la que añadió queso y leche. Los antecedentes del Rocoto Relleno estaban así ya firmados... y pese a que presentado en la mesa familiar arrancó más de un gesto de admiración de los comensales, la opinión que más interesaba al jovenzuelo no se hizo esperar. Con rostro adusto y asintiendo con la cabeza, su progenitor daba su aprobación al plato…

La desazón de Manuel vendría poco después. Ya que cuando su padre se enteró de que el autor de la hazaña había sido su adolescente hijo, se levantó abruptamente de la mesa para retirarse y encerrarse inmediatamente en su cuarto. Se había marcado ahí el destino de Manuel. Nada a partir de ese momento sería igual…

De su partida hacia Lima, su experiencia en el mar, su incursión en París y de su encuentro con el mismo Lucifer no hablaremos más, pues la misión de explicar el nacimiento del Rocoto Relleno está cumplida. Sin embargo y para ponerle un corolario a esta historia, añadiremos que Manuel no salió solo de
Arequipa, una pequeña mata de la planta del rocoto fue su compañera de viaje… y quien le permitió introducirse en el exigente mundo de la gastronomía francesa.



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